Page 19 - Cuidemos la VIDA
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6. El Bosque está en peligro




                  -¡Cantemos otra canción! – pidió Lucia.

                  -¡Sí! Una que sepamos todos – corearon los demás.

                  - Bueno. Pero la última, que mañana tenemos varias horas de caminata por delante. Y, si
                  no salimos temprano, no llegamos al refugio de día –contestó Pablo, el que tocaba la
                  guitarra.

                  -Yo no lo hubiera dicho mejor – agregó el Guardián del fuego, que guiaba a los chicos
                  en su ascenso a la montaña y quería que todo saliera según lo planeado.

                  -Nunca me canso de mirar el fuego… -dijo Mariana en voz baja-. Que estemos así todos
                  juntos alrededor de la fogata… ¡es tan hermoso!  ¿Vieron los colores de la fogata? Se
                  mueve como si bailara…


                  - Es cierto, Mariana. Pero, ¡ojo! Que también es un gran peligro si no se lo sabe usar…
                  Sobre todo aquí en el bosque y en esta época del año. Los veranos son muy secos y la
                  resina de los pinos, las piñas, las ramas y las hojas caídas se prenden rápido. Así que un
                  pequeño descuido, una chispa, un poco de viento, pueden generar desastre. Una vez que
                  el fuego se desata es casi imposible detenerlo – sentenció el Guardián del Fuego.

                  - ¡Pero nosotros fuimos muy cuidadosos! – exclamaron varios al unísono.

                  -SÍ, sí lo sé y me siento muy orgulloso de ustedes

                  -concedió el Guardián.

                  -A pesar de eso, todos los veranos los incendios  en el parque se repiten –reflexión
                  Lucía.


                  Después, tocaron no una sino dos canciones, dieron gracias a Dios por todo lo vivido y
                  cayeron, desmayados de cansancio, en sus bolsas de dormir.

                  A la mañana siguiente, estuvieron enseguida todos listos para la trepada. Y nadie diría
                  que un grupo de niños había pasado todo un día y una noche allí. Recogieron  la basura,
                  la depositaron en una bolsa para tirarla cuando bajaran, juntaron incluso la que no era de
                  ellos; ni un papelito dejaron…
                  Pasadas varias horas de caminata, hicieron un pequeño descanso y contemplaron el
                  sendero que habían andado. Mientras disfrutaban el horizonte imponente de montañas
                  gigantes y picos nevados sembrados aquí y allá de lagos y bosques frondosos, vieron de
                  repente un humo blanco tiznado de vetas marrones que se eleva hacia el cielo.

                  -¿Qué es eso? –preguntó Pablo un poco alarmado.

                  -¿No es por donde acampamos?
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