Page 35 - Cuidemos la VIDA
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10. La ceremonia
-Amigos, todo lo que paso fue muy intenso...Aprendieron lecciones difíciles pero
lograron ayudar a los árboles y a tantos seres vivos que habitan el bosque...-les habló el
Guardián, ya de regreso en el Refugio, cuando todos se reunieron a la luz de la Luna
llena.-Por eso es tiempo de celebrar. ¡De que haya fiesta!
Todo este tiempo crecieron juntos en la fe y en la amistad aprendieron el camino del
convivir, del trabajo en equipo y del valorar y respetar las diferencias, cooperando y
ayudándose a formar una red de lazos, una comunidad.
Todos y cada uno tuvo que superar dificultades, enfrentar sus miedos, y vivir muchas
aventuras. Maduraron y ya no son los mismos.
El Fuego del Espíritu, ese que vive en el corazón en cada uno, los fue trasformando, son
todos un poco más valientes, más fuertes, más verdaderos. Dicho esto, prendió una gran
antorcha y alzándola al cielo dijo...
-Que el Espíritu nos guie y la Luz alumbre siempre a todos y cada uno de nosotros.
Acto seguido, acerco la antorcha a las ramas del fogón que había preparado...
El fuego empezó a elevarse y crepitar hasta convertirse en una impotente fogata.
-Invito a pasar al centro a los chicos y chicas que recibirán sus insignias como señal del
aprendizaje -pidió el Guardián.
Hubo un silencio expectante y, dentro del círculo y alrededor del fuego, se ubicaron los
que habían sido llamados… Entre ellos estaban los protagonistas de nuestra aventura
emocionados, las mejillas rojas y el corazón latiendo como un tambor.
-Ahora ustedes recibirán la insignia del fuego del Espíritu Santo porque demostraron
tener corazón valiente y la voluntad de seguir creciendo en la amistad entre ustedes y
con todas las criaturas que habitan nuestro mundo. Los convoco a seguir poniendo
mente, su corazón y su fuerza en amar y cuidar la vida en todas sus formas, cómo Jesús
nos enseñó. A ser ustedes también guardianes del fuego, del aire, de la tierra, del agua, y
compartir este mensaje con los demás. Está llamita que ahora portan los acompañará en
cada paso del camino. Al Guardián del Fuego le brillaban los ojos.
Era hora de despedirse.
Misión cumplida.