Page 31 - Cuidemos la VIDA
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Por eso cuando el río se hacía más caudaloso, no tenía donde derramar su exceso de
                  agua como antes y avanzaba sin remedio entre las calles y las casas.
                  Definitivamente eso de pretender “ganarle terreno al río” no había sido una buena idea.
                  Hasta los chicos lo entendían.

                  Un grupo de ambientalistas había alertado a las autoridades sobre el impacto que iban a
                  tener esas obras en el lugar. Pero, como tantas otras veces, no les hicieron caso. Y ahora
                  ellos sufrían las consecuencias.

                  La  Guardiana  del  Agua  contemplaba  la  escena  en  silencio  con  una  mezcla  de  pena,
                  enojo e impotencia en el corazón.

                  Su esperanza, como siempre, estaba en los chicos.

                  Ellos pronto unirían su voz a muchos otros, y, por fin, aun los de cabeza más dura, no
                  tendrían más remedio que escuchar…
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